Entonces nos encontramos a un México lindo y dolido. Plagado de corrupción, pobreza y una juventud ignorante que conoce más de memes que de derechos y su única manera de "manifestar" es a través de un #AdiósStarbucks. En este México, principal afectado tras las locuras de los vecinos del norte, circunda la idea de comprar local/nacional y abstenerse de asistir a tiendas "gringas" como forma de protesta por las amenazas del líder estadounidense. Dicha idea no es tan mala, claro, si fuéramos un país con la capacidad productiva para suplantar a estas empresas, pero México es un país dependiente de EU, por lo que no es factible la propuesta anterior. Entonces, estas son las razones por las que boicotear a las empresas estadounidenses es un error:
Razones para no boicotear empresas estadounidenses:
- Generan empleo: las empresas norteamericanas se han vuelto empleadoras cada vez más relevantes. En los últimos 8 años, el número de trabajos originados por estas empresas creció al rededor de un 33.2 %. Además, estos negocios dan empleo a 1.29 millones de mexicanos, según el Buró de Análisis Económico del Departamento de Comercio de EU. Este número de empleos equivale al 7.4% total de los 17.2 millones de trabajadores registrados en el IMSS.
- Sueldos y compensaciones: en 2014, los comercios norteamericanos pagaron un total de 21,342 millones de de dólares en sueldos y compensaciones. Aún después de pagar impuestos, tuvieron utilidades por 21,874 mdd. Esto genera un crecimiento y garantiza el bienestar de una gran parte de la población mexicana.
- Dependencia: boicotearlas es casi imposible y muy contraproducente pues México tiene una dependencia definida con estos bienes y servicios. Esto se debe a que, además de pagar impuestos, brindar seguro social, generar empleos e impulsar el flujo de capital, no hay alguna empresa mexicana que pueda suplantar su lugar y brindar la calidad, eficacia y variedad que ellos dan.
Un ejemplo es Grupo Alsea (empresa mexicana y operadora de Starbucks en México) que declaró tener 560 tiendas distribuidas en 60 ciudades del territorio mexicano, lo que representaba para ellos una inversión de 5,000 millones de dolares y 7,000 empleos. Un boicot a Starbucks implica que 7,000 familias perderán un ingreso adicional y se sumen a la pobreza desproporcionada del país, mientras hacen fila en el consultorio del desempleo.
Por esto, un boicot a las empresas norteamericanas solo empeoraría la situación actual de México. Quizá, la solución se arraigue en la creación de empresas mexicanas y en la inyección de capital a las empresas que ya estén cimentadas y tengan una plaza en la mesa grande de la economía mexicana.
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